El nombre de Juan Carlos Ferrero tiene peso en el mundo del tenis porque fue uno del mundo y ahora es el entrenador de Carlos Alcaraz, quien ya fue el mejor del planeta a corta edad.
Pero en la catorceava edición del Abierto Mexicano Ferrero encabezó la siembra con ranking 27, de tal forma que no estaba a tope y por eso no se corono.
Pareció que el torneo era el Abierto de Buenos Aires porque dominó la presencia argentina con 10 jugadores. En ese momento Agustín Calleri fue el dos de la siembra.
El debut de Bruno Echagaray llamó la atención, empero le tocó la mala suerte de medirse con el español Carlos Moya y perdió al son de 6-3, 6-4. El otro nacional fue Santiago González y corrió con la misma suerte ante otro español, nos referimos a Rubén Ramírez Hidalgo por 6-4,6-3.
El que comenzó a pintar en cuartos de final fue el argentino Juan Ignacio Chela porque se impuso con garra al chileno Nicolás Massú por 6-3, 6-7 (6) y 7-5, en lo que fue el mejor encuentro del torneo. Para la semifinal Chela iba perdiendo ante Calleri y este se retiró con score de 4-6 y 5-5.
Moya acabó con Ferrero en la semifinal por 2-6, 6-2, 6-3. Y todo estaba listo para que Moya volviera a levantar el cetro, pero se creció Chela y lo venció por 6-3, 7-6 (2).
Cabe decir que Moya era esa semana 36 ATP. Y Chela ganó su segunda corona de esta justa siendo 39 del ranking. La primera vez se dio en el Club Alemán en el año 2000. Y en Acapulco festejó su segunda vez en ambas ocasiones sobre tierra.
En conclusión en ese entonces el Abierto Mexicano en cuestión de rankings fue un torneo de medio pelo comparado con lo que sucedió en los últimos diez años.
