Uno de los grandes tenistas latinoamericanos es el brasileño Gustavo Kuerten, quien se presentó en el 2001 como uno del mundo en el Abierto Mexicano y respondió llevándose el cetro venciendo al español Galo Blanco por 6-4, 6-2.
Kuerten, fue un arcillista natural muy inteligente que tuvo un sello muy especial porque al ser poseedor de golpes sueltos supo encontrar en la dejadita una arma letal en puntos clave engañando al rival con lo que pudo ser una derecha potente.
Gustavo fue parte de una generación de jugadores que hicieron época tales como Marcelo Ríos de Chile y Nicolás Lapentti de Ecuador y otros.