Dentro del fascinante e interesante mundo del tenis los reporteros se topan con personajes sui-géneris que tienen la cualidad de explotar con talento diferentes conceptos que pueden generar impacto dentro y fuera de sus países de origen.
En el mundo del Tenis hay cineastas reconocidos como Luis Mandoki pero éste a la fecha no ha hecho ninguna aportación. Sin embargo hay otros como el pelirrojo Raúl Cuesta que se ha dado a la tarea de crear historias de interés general que nos hacen pensar los diferentes argumentos que hay para justificar la carencia en días actuales de grandes estrellas del tenis mundial, como en su momento fueron Rafael osuna, ganador de US Open en 1963, Raúl Ramírez, semifinalista de Roland Garros y Wimbledon en 1976 y ganador de 60 cetros de dobles que en ese mismo año le dieron la supremacía mundial teniendo de pareja al estadounidense Brian Gottfried.
Para los plebeyos del tenis resulta por demás interesante conocer el por qué Cuesta decidió darle vida a relatos que involucran a jugadores que pudieron ser buenos como Erik Casas, Orlando Alcántara, César Ramírez, quien fue semifinalista de Roland Garros en 2008.
Cuesta, mesurado y relajado, da sus puntos de vista con su muy peculiar estilo, “una historia que yo viví desde la infancia con un compañero de equipo, Enrique Jara y una relación con un exceso de expectativas de su padre hacia él y esa relación fue la que me atrajo a realizar una película que ya fue exhibida en diferentes festivales celebrados con mucho éxito en ciudades como Morelia, Uruguay, Montevideo, Riviera Maya y DocsDF.
Entre los personajes que eligió Cuesta para darle punch y realismo a sus historias, tomó en consideración a Erik Casas, único mexicano en conquistar el Banana Bowl y recientemente incluyó en su obra al prometedor jugador mexiquense de 18 años, Orlando Alcántara.
Cuesta, parado y recargado sobre una pared, acariciando su rostro con su mano derecha hizo uso de la palabra para comentar el porqué de sus selecciones:
“Casas era un ídolo para nosotros desde niño, era de nuestra edad y funcionaba como nuestro representante en el mundo del tenis; todo mundo pensábamos que sería una estrella mundial en la ATP y le perdí la pista cuando teníamos 22 años. Supe que se había retirado y no supe por qué.
En la realización de esta película me lo encontré y lo entrevisté para saber qué había pasado con él y su relato fue tan imponente que lo hicimos parte de la película. Muchas razones: la muerte de su hermano, su relación con la fiesta y falta de piso, fueron algunos de los factores por los cuales dejó el tenis”
Reflexivo, el cineasta respiró profundo e incluyó a Orlando Alcántara, definiéndolo como:
“El presente del tenis mexicano” La historia de Erik y de Enrique son el pasado del tenis de los 90’s. Alcántara para mí es el reflejo de esos tenistas, pero ahora en el presente. Podemos cambiar la historia, el documental sirve como una catarsis para el cambio. A través de él podemos lograr apoyarnos para Orlando que por ejemplo, Enrique no tuvo.
