Por lo pronto el challenger de de Semana Santa fue suspendido, al igual que similares programados en Puerto Vallarta, Manzanillo y Ciudad de México.
Carlos Saiz director del challenger de San Luis Potosí reconoció que en tiempos actuales el tenista mexicano, salvo honrosas excepciones no está al nivel de justas ATP y puntualizó que la razón por la que se busca la supervivencia del San Luis Open se debe a que es el más viejo del mundo y hay que mantener una tradición en “nuestro estado y en el mundo”.
Sainz ve complicado reprogramar el challenger potosino una vez que se controle el coronavirus porque las fechas malas no atraen buenos jugadores.
Se le cuestionó el por que los wild cards han dejado de ser exclusividad de mexicanos y su respuesta llevó a un razonamiento interesante.
“Una invitación es para ayudar a un jugador que estuvo marginado de la competencia, pero que tiene el nivel o un prospecto con potencial para el estrellato. Hace tres años vino Miomir Kecmanovic a la edad de 17 años y llegó a semifinal, entonces en ese momento ya estaba listo y respondió”.
¿Y qué pasa con lo mexicanos en México?: “si están jugando torneos de dinero y uno que otro de 15 mil dólares y de repente juegas un challenger es complicado porque rivalizas ante oponentes de un nivel más bajo que en challengers. El tenista nacional de repente gana una ronda, pero en la mayoría de los casos no da más”.
Y recomendó lo siguiente: “El jugador mexicano tiene que jugar ITF Juniors desde los 14 años y después buscar puntos en futures. Los mexicanos que van al circuito de Cancún son de 23 a 25 años salvo Alex Hernández que es de 20 y Alfredo Casso que aún es juvenil”.
Lo dicho por Saiz demanda una reingeniería para el manejo del tenista mexicano.