Por alejandro Álvarez Zenith
A los 89 años de edad falleció don Luis Riefkohl, quien fue parte del equipo Copa Davis en 1949 y ganador de muchos títulos de tenis en la era bonita del tenis mundial.
Luis Riefkohl, nacido el seis de junio de 1929, siempre se distinguió por ser un caballero en toda la extensión de la palabra dentro y fuera de la cancha. Se le recuerda con cariño en el Club Reforma y en el Raqueta Bosques donde fue elogiado por sus golpes limpios de alta escuela y efectivos.
Don Luis vivió con detalle la transformación del tenis mundial, es decir, llegó a jugar con raquetas de madera y pelotas blancas y con el paso del tiempo disfruto golpeando la pelota verde con las raquetas vanguardistas con un espíritu envidiable y una actitud positiva.
Siempre dio el saludo respetuoso a los tenistas, así como a los entrenadores y personal de los clubes, incluso fue generoso cuando alguien requirió de su apoyo.
Les inculcó el gusto por el tenis a sus hijos Liza y Alfredo, quienes fueron de los mejores de su generación exhibiendo un tenis bien fundamentado.
Un pasaje que tengo bien presente de don Luis se dio en el Mayan de Acapulco cuando se inscribió con un grupo de tenistas que pelotearon con grandes figuras que congrego Gustavo Santoscoy. De tal forma que intercambió pelotazos con Jimmy Connors y Guillermo Vilas, quien le cuestionó el por que siendo muy bueno aceptó ser parte de un grupo.
Vilas se quedó boquiabierto cuando se entero que se trataba de un Copa Davis y logre grabar unas palabras de elogio de parte del che, quien fue dos del mundo y dominante en arcilla junto a Bjorn Borg.
Su herencia al tenis persiste a través de su hijo Alfredo, quien de forma silenciosa y sin pretender ningún tipo de reconocimiento les ha brindado apoyo a jugadores infantiles y juveniles. Adicional junto a Armando Trigo le dio vida a la Copa Héctor Ortiz, quien fue su gran amigo.
Por eso y por muchas cosas más en Respuesta Deportiva y la familia Álvarez se une a la pena que enfrenta la familia Riefkohl, sobre todo porque se nos adelanto un excelente ser humano.