La mayoría de organizaciones o corporaciones tienen su decálogo de valores y las instituciones deportivas no son la excepción. De hecho, la misión de las academias de tenis es la formación de deportistas integrales. El deporte blanco siempre se ha distinguido por ser un deporte de caballeros y gente muy bien educada. Sin embargo, parece que con la famosa globalización del deporte de la raqueta y la pelota amarilla con pelusa se han deteriorado los valores.
Hemos visto tristemente que en las categorías más bajas es donde los jugadores más discuten y pelean. Dicho en otras palabras, entre menos juegan más recursos externos requieren para lograr resultados favorables y violan las reglas del juego buscando una manera de ganar. También podemos ver a los padres conflictivos metiéndose de árbitros que no dejan que los jugadores tomen decisiones propias. Querido público – limítese a aplaudir las buenas jugadas y permanecer en silencio cuando la pelota está en juego. Se vale echar porras pero recuerde que esto no es lucha libre o futbol.
La reputación de los jugadores no se compra ni está en venta — esta se gana. Antes de marcar una pelota fuera, cuando bien sabemos que es buena, tenemos que pensarlo tres veces antes de marcarla mal. No tiene absolutamente nada malo que seamos conocidos en todo el circuito nacional como jugadores que carecemos de buenos resultados y que digan que somos unos “costales de papas”. De hecho es aceptable y habla bien de nosotros como jugadores cuando otorgamos el punto al contrario aunque no estemos seguros. Pero que nos conozcan como tramposos y conflictivos eso, no solamente es triste, si no una pérdida de un valor esencial que se llama honestidad y una verdadera pena.
Mark Tjia, entrenador profesional de la WTA, da consejos prácticos sobre la competencia limpia en su libro “Loving The Battle” (Ama la batalla). Tjia dice que para mejorar el rendimiento hay que ser avaro con nuestros puntos. No hay que regalarlos y solo enfocarnos en ganar dos puntos consecutivos. Esto nos pondrá adelante en el marcador o pondrá al oponente en una situación complicada. En un partido de tenis nunca se está arriba en el marcador y nunca se está abajo y en un solo quiebre se puede ganar o perder el partido. Eso lo hace emocionante e interesante.
Se hace trampa al bajarse de categoría para ganar partidos o al buscar la mejor pareja de dobles cuando bien sabemos que no corresponde a nuestra categoría. Amemos la batalla y fomentemos la implementación de los valores. Queda muy claro que a mayor el grado de competencia, mayor la aplicación de los valores y esperemos que nuestra meta de esta temporada sea de subir una categoría en nuestro deporte.