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EL SILENCIO QUE HUELE A ABANDONO: ¿DÓNDE QUEDÓ EL CENTRO NACIONAL DE TENIS EN CHIAPAS?

Por qué la FMT no puede seguir callando

Hubo un día en que se habló con orgullo del Centro Nacional de Tenis en Chiapas.
Se colocaron primeras piedras. Se cortaron listones. Se tomaron fotos. Se pronunciaron discursos con ese tono de promesa nacional: que el sureste también tendría su cancha, su casa, su semillero.

Hoy ese mismo lugar está ausente del mapa del tenis FEDERADO mexicano. Ni como centro, ni como opción, ni siquiera como recuerdo. El silencio lo ha cubierto todo. Y eso, en un país como el nuestro, no es casualidad. Es descuido, es abandono. Es negligencia.

La Federación Mexicana de Tenis, que en su nombre lleva la palabra “mexicana” pero no siempre en su agenda, tiene la obligación de explicar —de cara, con claridad— por qué se perdió ese centro. Porque era más que un grupo de canchas: era símbolo, era acceso, era descentralización real para un deporte que siempre ha girado en torno a los mismos apellidos y las mismas ciudades.

¿Se perdió por falta de voluntad?
¿Por pleitos internos?
¿Por no saber administrarlo?
¿Por intereses que nunca salieron a la luz?

Preguntas hay muchas. Respuestas, ni una. Y eso debería indignar no solo a Chiapas, sino a todo el tenis nacional.

Porque mientras algunos se llenan la boca hablando de desarrollo, de fogueo y de abrir espacios para los jóvenes, la realidad muestra otra cosa: promesas evaporadas, proyectos inconclusos y estructuras olvidadas.

Hoy, la FMT debe hablar. No por presión mediática. Sino por decencia. Por dignidad. Porque si algún día se atrevieron a anunciarlo COMO INSTITUCIÓN con bombos y platillos, ahora deben tener el valor de explicar en qué momento se les cayó de las manos.

El tenis mexicano ya no puede darse el lujo de perder más infraestructura, ni más generaciones. Y mucho menos de seguir tolerando federaciones mudas que se esconden detrás de escritorios mientras los sueños se agrietan sobre el cemento.

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