VICTOR ROMERO: ESCUELA DE TENIS DEL CASABLANCA ATIZAPAN

A mediados de los 80’s, principios de los 90’s, la escuela de tenis del CB ATZ estaba formada por una pirámide de seis niveles: Principiantes, Intermedios, Avanzados, Pre Equipo, Equipo y Equipo Especial.
Si uno le pregunta a cualquier tenista en desarrollo cuáles son sus metas en el tenis, el tenista seguramente responderá: “Quiero ser # 1 del mundo, ganar un Grand Slam, ser # 1 de México, jugar Copa Davis por México, etc… Obviamente todos estos logros son indiscutiblemente obvios (e inalcanzables) para el 99.99% de los tenistas, pero si uno me hubiera preguntado a mí, a los seis años de edad y después de pasar el filtro de la obviedad… mi respuesta hubiera sido: “mis metas son (en orden cronológico y de menor a mayor importancia): ganar el torneo interior de 10 y (-), formar parte del equipo especial y ganar el torneo abierto del Club”.
A mediados de los 80, principios de los 90, el Equipo Especial era la cúspide de la pirámide de la escuela de tenis de los clubes Casablanca. Cada club tenía su pirámide que culminaba con un “Equipo Especial” dirigido por el profesional de cada club.
Recuerdo la competencia entre los profesionales de cada club (Enrique Matus en Santa Mónica, Pepe Morales en Satélite, Alejandro Palacios en Atizapán y Alejandro Sandoval en Lomas Verdes) por ver quien lograba más títulos de interclubes cada año. Sin duda, cada club sacó jugadores muy competitivos a nivel estatal y nacional que colocaron tanto al Estado de México como a los Clubes Casablanca como líderes del tenis juvenil a mediados de los 80´s y principios de los 90´s.
Volviendo al club, el Equipo Especial del CB ATZ estaba compuesto por jugadores mayores de 15 años, de buen nivel, que disputaban de una competencia feroz por la cancha # 10 (cancha que Palacios ocupaba como su “base” y que por ende recibía un poco más de su atención) y lo más extraordinario de todo; todos parecían disfrutar del entrenamiento aún cuando éste fuera dirigido mediante gruñidos y gritos y supervisado bajo el eternamente fruncido ceño de Palacios.
Pero me adelanto… la estructura de la escuela de tenis mandaba que todos los jugadores debían pasar por todos los niveles en orden. Los profesores de cada nivel determinaban a través de algún tipo de evaluación si el jugador era apto para progresar al siguiente nivel o si el jugador tenía que volver a cursar el nivel el siguiente año. Al final de cada año se organizaba una ceremonia en el Salón de Eventos del club en la que el profesional del club otorgaba diplomas a todos los jugadores que habían adquirido los conocimientos suficientes para acceder al siguiente nivel (y que tuvieran los importes de mensualidad y clínicas cubiertos) o constancias de “participación” a quienes no aprobaran las evaluaciones. La diferencia entre la constancia y el diploma (además de la palabra “constancia” o “diploma”) era que las constancias tenían el logo de Casablanca (un trébol de tres hojas que encasillaba las letras c, I y c invertida, o “c I ɔ” si mal no recuerdo) en azul con el fondo verde, mientras que los diplomas tenían al color blanco como fondo de la insignia del club.
Todos los grupos tenían entrenamientos entre 2 y 6 veces por semana (principiantes a pre-equipo entrenaban martes y jueves o miércoles y viernes, Equipo cuatro veces a la semana y Equipo Especial seis veces a la semana) entre una y tres horas por sesión (todos una hora excepto por el Equipo Especial que entrenaba dos horas de martes a viernes y tres horas los sábados y domingos). Cada grupo era diferente en su composición, pero la mayoría tenía entre seis y 10 jugadores. El Equipo Especial era una vez más la excepción a la regla contando con más de 15 jugadores. Todos los grupos eran mixtos (niños y niñas) y había más de un grupo de cada nivel (varios de principiantes, menos de intermedios, avanzados, etc. hasta un Equipo y un Equipo Especial).
Ahora que intento recordar los números que manejaba la escuela de tenis es cuando siento que la memoria me falla. Recuerdo que las canchas estaban llenas entre 3pm y 7pm de lunes a viernes, pero me es difícil poner un número a la cantidad de jugadores que integraba la escuela. Haciendo un cálculo rápido uno se puede dar cuenta de que había más de 100 jugadores en la escuela. Había cuatro grupos con seis jugadores cuya sesión duraba una hora. Esto nos da 24 jugadores por hora. Hay cuatro turnos (de 3 a 7pm), lo que nos da un total de 96 jugadores. Si sumamos a otros 25 jugadores de Equipo y Equipo Especial entonces tenemos alrededor de 130 jugadores en un martes o jueves típico. Si añadimos los otros 96 jugadores del día alternante (miércoles-viernes), entonces el número sube a más de 200 jugadores (teniendo en cuenta que había dos grupos de jugadores diferentes, los que iban martes-jueves o miércoles-viernes, y que estos cálculos vienen de la memoria de un niño de seis años…). Si alguien tiene el dato, por favor compártanlo.
La incursión de jugadores como Iván Lendl y Boris Becker marcó la etapa en la que los entrenadores de tenis empezaron a buscar formas de hacer que sus jugadores incorporaran una rutina de acondicionamiento físico al entrenamiento. Esta no fue la excepción en Atizapán donde todos los profesores empezaron a incluir aspectos de preparación física dentro de sus programas de trabajo. La mayor parte de los ejercicios estaba dedicada al desarrollo de velocidad (mediante carreras cortas o sprints), o resistencia (carreras “largas” de 10 a 15 minutos continuos). En más de una ocasión nos tocó saltar la cuerda e incluso correr sprints con alguien deteniendonos con una toalla de playa. Como en cualquier programa, ningún esfuerzo es recibido con un 100% de aceptación. Y como cualquier regla, he aquí la excepción: En un destello de genialidad maquiavélica, aunque con el único fin de que los jugadores trabajaran el físico, el profesional del club, Alex Palacios, decidió que todos los jugadores debian asistir a una sesión semanal de aerobics. La sesión ocurría los Jueves a las 4pm, duraba una hora y era una sesión de aerobics normal: diseñada para mujeres, con música tocando a todo volumen, terriblemente cansada y aburrida para cualquier persona normal… En este momento surge la pregunta ¿en dónde radica la genialidad de Palacios? ¿Cómo demonios fue que hubo asistencias perfectas durante la mayoría de las sesiones de aerobics? Por el lado de las muchachas, los aerobics eran lo que estaba de moda en el momento. Todas querían hacer aerobics para adquirir la figura envidiable de quienes vendían aerobics o salían en los videos, en pocas palabras, fueron víctimas de la mercadotecnia. Por el lado de los muchachos, la respuesta es mucho más complicada (o sencilla, según el enfoque que se le de): Palacios, haciendo uso de poderes sobrenaturales que después de más de 30 años no ha revelado, logró convencer a una muchacha que en alguna ocasión jugó tenis en el club pero que en esos tiempos competía en concursos de belleza representando al Estado de México de que impartiera clases de aerobics a los tenistas.¡Gracias Palacios!
Todos los muchachos competían por estar en primera fila e intentaban hacer los pasos a la perfección para impresionar a la instructora, quien seguramente había visto mejor desempeño en muchos otros lugares, pero que con mucho profesionalismo corregía los movimientos de todos los participantes.
En 1988 el asistente de Palacios, Jacobo Miranda, decidió iniciar un grupo que empezó con dos niñas de ocho y nueve años que aunque eran muy jóvenes ya mostraban gran potencial. Más adelante, Jacobo abrió el grupo a otros jugadores de edades similares. Creo que yo fui el primer niño al que Jacobo recibió en ese grupo.
Este grupo empezó con una hora de entrenamiento de 3 a 4pm. Con el paso de los meses y de los años tanto las horas de entrenamiento como el número de jugadores fue incrementando. El grupo de trabajo dio muy buenos resultados. Al cabo de unos meses, en 1989, empezamos a ganar torneos estatales y regionales. Lamentablemente este fue el primer año en que la FMT quitó los torneos nacionales del calendario, lo que no nos permitió competir en nuestra categoría a nivel nacional. De cualquier forma, en ese año logré terminar con un ranking final de # 1, lo que habla bien del trabajo que se estaba haciendo con el grupo.
En 1992 acepté una invitación al Equipo Especial del club. Este fue un año crucial en la historia del tenis de Casablanca debido a varios cambios que se le hicieron a la estructura. A continuación explicaré algunos de los cambios y las repercusiones que dichos cambios tuvieron, en mi opinión y haciendo uso de la magnífica visión que nos da la retrospectiva, en los resultados subsiguientes de los clubes.
En 1992, la Organización decidió iniciar la “Selección” Casablanca. La Selección tuvo como objetivo juntar a los mejores jugadores de cada uno de los clubes en una sede. La teoría detrás de este concepto era que entre mejor competencia, mejores resultados.
Todos los involucrados, desde la organización y los entrenadores, hasta los padres de familia y los jugadores, le invirtieron y apostaron al nuevo concepto de la Selección.
Los padres tuvieron que empezar a pagar una cuota mensual por concepto de la selección que era marginalmente menor a la de la mensualidad del club. Si había más de un jugador por familia entonces se complicaban las cosas a nivel familiar. Algunas familias tuvieron que decidir a que hijo apoyar y a que hijo explicarle que simplemente no se iba a poder…
El concepto de la selección era bueno y fue posiblemente el primero de su clase dedicado a tenistas juveniles en todo México. La selección contaba con entrenadores de tenis (Alejandro Sandoval, Luis Pérez y Francisco Pavón), preparador físico (Enrique Pintor) que para mi gusto, y con todo el respeto y agradecimiento que le tengo a cada uno de los que contribuyeron a mi desarrollo, fue el mejor que ha pasado por el tenis mexicano, psicólogo (Pablo Montaño), y hasta doctor del deporte (José Luis Ibarra).
Para ingresar a la selección, los aspirantes debían de pasar varias pruebas tanto físicas como tenísticas: Lagartijas en un minuto, un kilómetro, flexibilidad, fuerza con el dinamómetro, velocidad, pasar un cierto número de bolas sin fallar, etc. Los resultados, el ranking, y otros métodos desconocidos también eran incluidos en la misteriosa fórmula que se utilizaba para aceptar o rechazar a los candidatos.
¿Entonces, de qué forma afectó la selección al tenis de los Clubes? Esto es obviamente especulación, pero creo que la selección afecto al tenis de los clubes en dos formas:
Al extraer a los mejores jugadores de cada club, los jugadores intermedios y avanzados ya no tenían a quién seguir, con quien entrenar, a quien admirar, etc. Por ende, el nivel de los equipos se fue reduciendo hasta llegar al colapso total a mediados-finales de los 90s.
Se extinguió la competencia entre entrenadores en jefe o profesionales del club. La organización se reestructuró de tal forma que los profesionales del club ahora ya no entraban a la cancha para formar jugadores, sino que ahora eran administradores de la escuela y supervisores de los demás profesores a su cargo. Esto, (otra vez, especulando) al parecer era para que no hubiera competencia contra la selección, a la que se le habían “metido todas las canicas”. La consecuencia natural de esta decisión fue que al cabo de un par de años la selección no tenía de dónde reclutar jugadores porque había detenido la producción de los entrenadores más competentes que tenía; los profesionales de cada club, y los había reasignado para aprender a administrar personal… decisión que puso el clavo final a la mayor y mejor maquinaria productora de jugadores de los 80s en México.
A nivel personal esto me benefició mucho; empecé a entrenar junto con los mejores jugadores de mi categoría, empecé a trabajar y a aprender la parte física del tenis, y conocí a mucha gente que hasta la fecha aprecio mucho.
A nivel de club la historia cambia. La selección llegó a su cúspide en 1994, cuando ganamos nacionales e incluso dos de sus integrantes fuimos convocados a los juegos centroamericanos celebrados en Acapulco, de donde trajimos tres medallas (una de cada color). Después de esto, exactamente en agosto del ´94 tres de los cuatro mejores jugadores del ranking fuimos separados de la selección por aceptar una beca para la preparatoria del Tec… ¡Reglas y burocracia donde quiera!
En fin, este error se rectificó al cabo de un par de años y varios campeonatos nacionales…
Como dicen por ahí, cuando se cierra una puerta se abre otra. Al cerrarse la puerta de la selección se abre la del Tec… pero esa es otra historia.

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