Es importante la creación de la escuela mexicana de tenis porque las condiciones en las que se practica el tenis en nuestro país son diferentes a las condiciones que imperan en la mayoría de los países porque la mayor parte de las canchas son rápidas y construidas a más de mil 500 metros sobre el nivel del mar.
De tal forma que el tenista mexicano en ciudades altas no tiene otro remedio que desarrollar un tenis agresivo que le permita a través de un buen servicio concluir gran parte de las jugadas en la red.
El tenista mexicano no tiene las características de los españoles, argentinos. Tan es así que si usted pone al campeón mexicano de la actualidad que es Gerardo López enfrentar en Copa Davis a Rafael Nadal desde el fondo difícilmente le aguantara un set jugando desde el fondo.
Pero en 1995 cuando México venció a España en Copa Davis, tanto Luis Herrera como Leo Lavalle le dieron pelea al campeón español y ganador del Roland Garros Sergi Bruguera y sacaron dos puntos sobre la raqueta dos que fue Alberto Berasategui, dejando claro que se ganó el tanto de dobles con Lavalle y Jorge Lozano que ya estaba retirado, pero que un match si lo podía jugar.
El jugador mexicano debe ser por naturaleza ofensivo y tenemos que borrar la tendencia que implantaron directores técnicos que no comprendieron al mexicano en el momento que impusieron sus tendencias.