En la década de los ochenta apareció en la Copa Casablanca el tremendo William Alavarez, a quien sus amigos le apodaron el pato. Este hombre era de la generación de Rafael Osuna, pues en los años cincuenta ya representaba a Colombia en Copa Davis desarrollando un tenis no muy vistoso.
Puso de moda la canasta de pelotas en España y esa iniciativa de repetición fue imitada en varios países. Encabezó un grupo de españoles en las competencias internacionales siendo su estrella Emilio Sánchez Vicario, quien fue rival de los mexicanos Pancho Maciel, Fernando Pérez Pascal, Jorge Lozano y Leo Lavalle.
Lo recuerdo bien porque le pedí el favor de que recibiera en España a Víctor Romero, incluso platicamos la posibilidad de que le escribiera un libro, pero no se llegó a nada.
Se la pasaba vendiendo todo lo que podía y siendo mayor se paraba muy cerca de la red para trabajar el doble ritmo y realmente aguantaba la pelota.
Se hablaba mucho de él, pero lo cierto fue que en cancha hizo mucho por generaciones de tenistas que seguramente lo recuerdan y uno de ellos debe ser Viloca.
Dejo este mundo el 23 de enero y hoy lo recordamos
AAZ
