Golpe de Revés
Por Alejandro Álvarez Zenith
¿TENISTA O MARCIANO?
UNA HISTORIA CONTADA POR UN TENISTA ANONIMO
Cuando me inicie en el mundo del tenis, dijo un jugador anónimo, en el arranque de la charla, mis padres me llevaban a los torneos y se emocionaban cuando ganaba un partido a los 10 años y no se diga cuando ganaba un torneo.
Hasta los 14 años era común sentir la pasión que se daba en los campeonatos nacionales porque se presentaban los mejores tenistas del país y para entonces varios de mi generación salieron fuera de México para competir en justas internacionales.
Cuando cumplí 15 años comencé a darme cuenta de lo duro que era el tenis. También observe a muchos jugadores con los que crecí en el programa nacional revelarse a la disciplina familiar y me quedó claro que en los viajes los que tuvieron la oportunidad de hacerlo solos confundieron la fiesta con el precio que debe pagar un tenista.
Me causó mucho impacto ver a compañeros fumando y tomando bebidas embriagantes. Incluso me di cuenta de castigos que se manejaron con discreción. En ese momento entendí que difícilmente alguien podría triunfar y comprendí el por que el tenis mexicano no está a la par de potencias mundiales.
En ese entonces comencé a sentirme fuera de lugar porque en mi cabeza un deportista debe ser sano en mente y cuerpo y pagar el precio que demanda el éxito. Yo me rehusé a fumar, tomar y buscar sexo con jugadoras. Sabía que tenía que mantener una actitud digna de un deportista.
En la transición de juvenil a profesional mis padres comenzaron a tener problemas con el dinero y comencé a faltar a torneos necesarios para agarrar match play. Con mucho sacrificio mantuvieron el pago a la academia. Y yo no logre los resultados esperados y fue cuando mire a los desubicados que vieron en el tenis una forma de pasarla bien viajando por México.
Ante la falta de medidas preventivas institucionales no faltó quien comenzó a fumar marihuana y no puedo negar que me uní al grupo. Después de todo a nadie le importa lo que pasa con uno y mis padres ciegos de la situación confiaron en mi.
Afortunadamente pude salir de un vicio que pudo ser terrible y fue tal. El espanto se dio cuando me entere de que algunas drogas se fabrican con veneno de rata y acido del que le ponen a las baterías de los coches y miedo seguir.
Mire a mis padres y dije: no se vale que un hijo traicione la confianza. Y me puse a estudiar para recuperar tiempo perdido y pude acudir a la universidad.
En resumen el tenista ANONIMO que contó una historia triste y estremecedora terminó diciendo que aquel que se porte como se debe no encaja con las libertades que se presentan en la adolescencia, las cuales pueden ocasionar tragedias irreversibles, ante tanta libertad e impunidad.
Y sugirió que se haga más conciencia del precio que se debe pagar y que las autoridades del deporte pongan más atención de lo que muchos ven, pero que se hacen de la vista gorda para que no se les caiga el negocio.
A los tenistas bien portados que siguen en la lucha los exhortó a compartir sus experiencias con los más jóvenes…
Artículo no editado