México llegó a tener el circuito de desarrollo profesional más importante de América Latina con inversión privada, pero con subordinación a miembros de Consejo Directivo de la FMT.
Hemos dicho muchas veces que México no produce tenistas profesionales, tan es así que solo existen nueve jugadores con ranking ATP muy bajo.
De entrada este año Ernesto Escobedo con ranking 398 decidió jugar por México ya que toda su carrera lo hizo por Estados Unidos siendo bajo esa nacionalidad 61 del mundo, seis años atrás.
El número dos de México fue Alejandro Hernández, quien ha sido objeto de descalificaciones muy fuertes. No se le dio cabida a la mayoría de wild cards de los challengers a excepción de la fase de calificación del que se llevó a cabo en la Ciudad de México.
Cabe decir que antes de que se naturalizara mexicano Escobedo, el chamaco Hernández fue uno de México, pero algo paso y solo el tiempo pondrá las cosas en su lugar. Sin oportunidades y con bloqueos perversos avalados por directores de torneos y directivos, salvo honrosas excepciones, Alex perdió su ranking y hoy ya no pinta.
De tal forma que sin meter a Escobedo el ranking del resto de los mexicanos va del 800 al 1967 siendo esto uno de los capítulos más tristes de las últimas décadas.
Pero lo grave de este tema es que torneos que reciben apoyo de gobiernos estatales prefieren a profesionales EXTRANJEROS en la asignación de wild cards y otros lo hacen sin respeto al ranking. Por eso estamos como estamos porque las semillas plantadas da la impresión de que no son saludables.
El circuito de Cancún representó una oportunidad para que a bajo costo los juveniles mexicanos se acercaran a las competencias profesionales con la posibilidad de mezclar justas ITF juveniles con profesionales, pero esta posibilidad no fue comprendida en México, incluso el concepto en su momento fue mal visto por Leo Lavalle.
Para colmo algunos directivos federados con hijos aprovecharon la ocasión para ejercer fuero y otros al tener el control de ingresos vendieron cara la ayuda, pues se dieron diferencias por los apoyos provenientes de la ITF.
Dejando claro que aquí no hay moneditas de oro de ninguna de las partes involucradas porque de una u otra forma se opera de forma ventajosa.
Este tema se tiene que tocar con más profundidad en una época donde unos descalifican a los directivos y otra en que los directivos descalifican. Y las que se dicen víctimas también se pasan de listos. Que horror.