* Van el croata Cilic contra el japonés Nishikori por la copa de la Gran Manzana.
Cuatro millones de dólares por el título, del que ya tiene 6 más otros 12 Grand Slams. Récord absoluto en el tenis profesional. Los demás números, para la estadística…Es Serena Williams, la magnífica, pero no la vitalicia. Aunque sea la representante del tenis gringo ante el mundo, que siempre gana en su tierra, es también la última muralla que ha de tumbar la nueva generación.
Para la hermosura de Caroline Wozniacki (11), de 24 años muy bien repartidos, había mucho ánimo y una estrategia mediática de calidad. Los cronistas se regodeaban en su frescura y naturalidad, en la seducción de su bien exhibida piel rosada de textura chantilly, en el vestidito rosa y tinto, en su sonrisa perfecta. Pero más que nada, en recalcar la historia de la gran amistad que une a las hoy contendientes: en medio de la tragedia sentimental de la princesa danesa con el golfista Mcilroy, la sensible Serena fue su paño de lágrimas y quien le mantuvo el espíritu los dos años que le costó llegar de nuevo a la cima.
Pero en un match de tenis no hay amistad que valga. Y menos con lo que pasó estos catorce días. En el camino a la final, la estadounidense no cedió sets y apabulló a cada una de sus rivales, incluida a Ekaterina Makarova en las semifinales, a la que derrotó por 6-1 y 6-3. Antes venció a Flavia Pennetta (6-3 y 6-2), Kaia Kanepi (6-3 y 6-3), Varvara Lepchenko (6-3 y 6-3), Vania King (6-1 y 6-0) y Taylor Townsend (6-3 y 6-1). Por su parte, Wozniacki llego a la alza con una serie de victorias resonantes. En semis dejó afuera a la sorprendente Shuai Peng en un desenlace dramático, mientras que antes venía de eliminar a Sara Errani, Maria Sharapova (en el tercer set), Andrea Petkovic, Aliaksandra Sasnovich y Magdalena Rybarikova (también en el tercero).
LA CANCHA TRANQUILA
La tarde de la tragedia de la chinita Peng, la cuenta Twitter de Caroline saturo las redes con su «add» en que luce, en blanco y negro, su sinuosa y juvenil figura bajo el lema » this is me». Los cronistas cacarearon la tranquilidad proyectada en la foto y le añadieron el oximoron de «Serena, tranquila». Minutos antes del match, se repetía hasta la saciedad: » están tranquilas «, aunque no falto quien señalara que con todo y tranquilidad y amistad, la consigna de la Williams era intimidar a Caro desde el principio.
La number one dio cuenta de su oficio cuando quebró el segundo game del primer set, poniéndose 2 a 0 arriba, sin embargo, la danesa demostró que tiene lo suyo y tambíén quebró a la norteamericana. La afro volvió a romper el servicio de Wozniacki para poner 3-1. Y es que la tenista estadounidense exhibía un juego agresivo, lo que le permitió ganar varios puntos en la red. Sin embargo, cedió su servicio en el siguiente game, ya que una doble falta permitió que la danesa recortara la ventaja y así el encuentro vaya 3-2.
Williams lograría ponerse 5-2 luego de quebrar, aunque la danesa logró mantener su saque en el siguiente game para ponerse 5-3. Sumando 15 winners contra apenas uno de su rival, la campeona hizo que el primer set quedara a su favor 6-3. Luego, en el segundo, logró mantener su servicio y también quebrar a Wozniacki para ponerse rápidamente por 2-0. La danesa volvería a reaccionar y reduciría su distancia, llegando a ponerse en un momento por 3-2. Sin embargo, Williams volvió a mostrarse impecable y alargó su distancia al final hasta 5-3, teniendo un doble matchpoint que no desaprovecharía.
Serena alcanzó así más que un torneo soñado, en el que nunca bajó la intensidad y no perdió más de seis games por partido. Sumó su título 18 de Grand Slam, alcanzó a las históricas Chris Evert ( preciosa a su edad) y Martina Navratilova (luciendo su preferencia de género), quienes le entregaron sus cheques y sólo le queda delante Steffi Graf, con 22 conquistas.
La fabulosa deidad Wozniacki, mientras tanto, sigue sin sacarse la espina. En una temporada que la ve totalmente renovada, la danesa disputó su segunda final de Grand Slam ( la primera fue el US Open 2009) pero esta vez tampoco pudo. De todas maneras, ya se aseguró su vuelta al Top 10, tras haber perdido este honor en el Abierto de Australia. La exnúmero uno del mundo, posición que ocupó 67 semanas, será la número 9.
CAMBIO DE ESTAFETA
El hambre y la ambición pueden llegar a ser el arma más mortífera en el deporte de élite. El sábado 6, Kei Nishikori (11), de 25 años, derrotó al número uno del mundo, Novak Djokovic, por parciales de 6-4, 1-6, 7-6, 6-3 y así meterse en la final del último Grand Slam de la temporada. Se trata del primer japonés en la historia que disputa un título de esta categoría. El japonés desbancó al número uno del mundo pisoteando cualquier pronóstico y se ganó el corazón de las 23.000 personas dispuestas en Arthur Ashe Stadium. Al hilo, sus victorias sobre tres top ten, Raonic (6), Wawrinka (4) y, tras de casi tres horas de encuentro ante Djokovic, el mejor tenista del mundo según el ranking ATP, ya está al borde del campeonato con un tenis del que enamora.
Por su parte, el croata Marin Cilic (16), derrotó a Roger Federer en las semifinales del Abierto de Estados Unidos por 6-3, 6-4 y 6-4. La sorprendente final a la que con ello accede, supone, según el croata, un irreversible cambio en el panorama, pues los jugadores del «segundo escalón» están cada vez más cerca de la primera línea que en los últimos años han copado tenistas como Federer, Djokovic, Nadal o Andy Murray.
«Creo que va a ser extremadamente interesante en los próximos Grand Slams», aseguró Cilic. «Está cambiando un poco con respecto a los últimos años, que ellos cuatro estaban siempre en la final. Wawrinka abrió las puertas para nosotros, los de la «segunda» línea, y creo que la mayoría ahora cree que puede hacerlo en los Grand Slams»…
