La XIX edición marco a David Ferrer como el segundo jugador en la historia del Abierto Mexicano en conquistar tres títulos, es decir, acreditar 15 victorias consecutivas, dos de ellas sobre el mexicano Santiago González.
El resumen se definió con cuatro victorias de tres sets y 11 en dos, dando la primera campanada siendo 17 del mundo en 2009 y en las dos restantes estando colocado en la sexta posición del ranking mundial.
La primera vez que intervino en la justa fue en el 2005, año en el que, Rafael Nadal fue el monarca. Ferrer venció al brasileño Ricardo Mello y sucumbió ante su paisano Félix Mantilla.
De tal forma, ya dicho lo más importante reviviremos pasajes importantes que se dieron en el 2012 y el que nos llamó la atención tiene que ver con los siete wild cards de singles que recibió Santiago González porque nadie desde la fundación del torneo en 1993 obtuvo una cantidad similar de oportunidades, solo Alex Hernández.
En la fase de calificación aparecieron Marco Núñez, Luis Patiño, Manuel Sánchez y Luis Días Barriga y Miguel Gallardo, pero ninguno la pudo superar porque el nivel era muy fuerte. Tan es así que Gallardo en manos del hispano Pere Riva recibió un doloroso 6-1, 6-0.
El petiso Ferrer comenzó imponiéndose a Santiago González por 6-1, 6-2, luego al polaco Lucas Kubot, verdugo de Daniel Garza por 6-3,6-3, implacable con su paisano Pablo Andujar por 6-2, 6-4 y en la semifinal recibió mayor oposición del colombiano Santiago Giraldo, quien en primera ronda le dio aire al argentino David Nalbandian. Ferrer llego a la final imponiendo a Giraldo un 7-5, 6-4.
En la parte baja del cuadro Juan Chela sometió a Cesar “Tiburón” Ramírez por por 6-0, 6-2. Stan Wawrinka sudo para vencer a Juan Carlos Ferrero por 2-6, 6-3, 6-4. Y Nicolás Almagro a Pere Riba por 6-2, 3-6,6-2. Esto fue lo más destacable de la primera ronda.
Almagro dos de la siembra fue sorprendido en cuartos por Fernando Verdasco. Verdasco crecido dio cuenta de Wawrinka en semifinales por 6-3, 6-3. Y ya en la final Ferrer levanto el cetro con un 6-1, 6-2.
Así se escribió la historia de un torneo que terminó siendo histórico por lo que representó tanto para Ferrer y por Santiago González.