Si usted analiza la historia del tenis mexicano a partir de 1974 Argentina comenzó a producir mejores tenistas que en México, luego de la llegada de Guillermo Vilas, José Luis Clerc y este año tienen a ocho representantes dentro del top 100.
A partir de 1968 el tenis mexicano solo ha producido 8 top 100, Raúl Ramírez, Marcelo Lara, Joaquín Loyo Mayo, Emilio Montaño, Leo Lavalle, Pancho Maciel, Jorge Lozano y Luis Herrera, no más, aunque se tiene que reconocer que por lo menos dos estuvieron cerca de meterse a ese grupo.
Durante años nos dimos a la tarea de comprender la razón de esta escases y nos dimos cuenta que los clubes educan a los boleros que se transforman en entrenadores para atender al usuario con mucho respeto y lo hacen bien, pues de lo contrario en automático perderían la chamba.
Cuando los gerentes tomaron el control de los clubes de tenis escogen de profesionales a personas sin un rango importante salvo algunas excepciones por cuestiones de poder. Si las decisiones de los clubes están en manos de administradores, pues esta en chino.
Los tenistas que pagan inscripciones a torneos, viajan y pagan entrenadores o academias son solventes, entonces, salvo honrosas excepciones no ven al tenis como un medio de vida, sino como un deporte formativo, en el que, pueden acceder a una universidad o les da el carácter para manejar la empresa familiar.
Es cierto que cada 5 o 10 años aparecen jugadores dotados, uno de ellos Rodrigo Pacheco, quien se la esta jugando y en ese camino los tenistas mexicanos ha recibido la ayuda de entrenadores como Alan Lemaitre que se cuentan con tres dedos de una mano. Otros sobrevivientes son parte de familias tenísticas.
Los tenistas consagrados que pudieran sumarse en el desarrollo de los PROSPECTOS de elite se encuentran en zona de confort o desempeñan otro tipo de actividades.
Por eso cuando lanzamos el reto top 5 se recibieron criticas de aquellos que están conscientes de que es casi imposible sacar un top 5 ITF en el 2024, pues no hay de momento ese garbanzo de a libra.