Se dice en el mundo empresarial que Jalisco es una de las plazas más complejas para que un producto tenga éxito.
Tal parece que en el tema de presidentes de asociación, por lo menos en los dos últimos periodos pasa lo mismo y les voy a explicar el por que.
Pepe Ochoa se atrevió a rifar un auto y se le dio duro y a la cabeza bajo el argumento de que esa iniciativa no fue autorizada.
A nivel nacional la caballada de presidentes está muy flaca porque no vemos a otros intentando algo para mejorar las condiciones.
Sólo se les detecta en el mundo de la grilla en una lucha que ni siquiera ellos comprenden y lo peor de todo es que la mayoría de los involucrados no suena por logros tenísticos.
Carlos González hoy termina su ciclo como presidente de la ATJ y también ha sido golpeado severamente no obstante que incremento la competencia internacional en Jalisco con tres justas ITF que no se concluyeron a causa del Coronavirus.
Dio mayor actividad puntuable a los tenistas de Jalisco ahorrando gastos a los padres de los jugadores. Pero saldrá con el recuerdo de haber recibido muchos varazos.
Quisiera que presidentes de otras asociaciones se comunicaran con nosotros y nos dijeran que tuvieron mayores logros. Que rifaron autos, que incrementaron su plataforma. Que consiguieron giras pagadas para sus jugadores, lo cual hace falta en todo este esquema.
La severidad que impera en Jalisco se debiera exportar a otros estados para que se pusiera a prueba la capacidad de respuesta en temas netamente tenísticos de sus dirigentes.