El poblano Enrique Núñez y Carlos González tienen algo en común: no nos toleran, pero eso no importa porque cada cual sin ningún tipo de dependencia estamos metidos en el tenis mexicano y lo importante es que se trabaje para lograr mejoras.
El caso de Núñez fue abierto, el caso de González fue más que sorpresivo, pero ahora Núñez estará en la lupa porque se hará cargo de la coordinación de selecciones nacionales y se espera que tenga la honradez de hacer bien los procesos para que tanto los jugadores como los capitanes hagan bien los trabajos.
Así mismo deberá lograr una coordinación para que se dé una buena coordinación en las planeaciones y así no escuchar de los jugadores y los propios capitanes quejas de malas coordinaciones previo a los viajes.
Núñez tiene un reto interesante y más allá de sentimientos y e charlas políticas se le desea buena suerte porque aquí más allá de antipatías está el generar un bien común en un país en el que los presidentes de la república han sido deficientes.