Deberíamos plantear un par de preguntas esenciales a la hora de realizar la planeación de giras juveniles o profesionales.

1.- ¿Hacia dónde viajamos?

2.- ¿Cuál es el propósito de las giras internacionales?

Es necesario evaluar el propósito de las giras y crear un calendario eficiente de competencia internacional. Si el objetivo es competir, y cumplir con metas tangibles, se torna obligatorio el traslado hacia donde se encuentra la competencia de primer nivel, con el propósito de jugar en eventos importantes que otorguen buenos puntos para calificar a los Grand Slam; o nos posicionen en mejores lugares del ranking internacional ya que en éste momento parece que llevamos paso sin rumbo, un destino perdido, y caminando con la brújula descompuesta.

Observamos en los últimos cuatro torneos «futures» profesionales que algunos jugadores nacionales carecen de un nivel aceptable para competir. Sin embargo, fueron inscritos en el torneo de calificación, porque obtuvieron un lugar en el draw y el torneo se realizó en su club. Algo que también resalta la poca participación de jugadores nacionales en los eventos locales.

Por ejemplo, ¿qué hace un juvenil de 18 años, que no alcanza a ingresar dentro de los primeros 20 nacionales del país, jugando un torneo donde la mayoría de los calificadores tienen un ranking ATP? Podrán argumentar que el propósito es que se vayan adaptando a la competencia, pero lejos de ayudar, esto frustra al jugador que no está preparado adecuadamente.

El poner a jugadores que no están preparados para competir en niveles de alto rango juvenil o entrar en los torneos profesionales es totalmente erróneo porque se saltan las etapas de desarrollo técnico y los procesos para llegar ahí. Además de que esta situación alimenta a los aficionados con mensajes distorsionados, y los hacen pensar que saben algo de tenis y ofrecen opiniones o comentarios muy desatinados, que únicamente fomentan y reflejan la triste realidad de nuestro tenis. Haciéndonos creer que estamos cerca, cuando en realidad, nos encontramos demasiado lejos de jugar el mismo nivel internacional que ellos poseen.

Aunque desde la tribuna parezca que el juego está muy parejo porque nuestro jugador también le pega “fuerte a la pelota” es falso estimado espectador. La pelota de un jugador profesional de primer nivel lleva efecto, velocidad, control y un propósito táctico estratégico creado por una técnica limpia y la del jugador novato es un simple un raquetazo sin propósito. Abra bien los ojos querido público y observe los detalles. Así que por favor evite enfrentamientos con los jugadores nacionales de manera personal, así como abucheos que también reflejan nuestra pobreza tenística. Ahora además de “malitos” también mal educados, eso es absolutamente reprobable.

La realidad es que no existe un claro propósito de viajar a Centro América o Europa para jugar torneos ITF de baja categoría, que no cumplen con los propósitos de fogueo y la cuestión no estriba en que participar fuera del país sea una mala opción. Si ese fuera el secreto de los países líderes en desarrollo tenístico y tienen «un montón» de jugadores en el ranking mundial. Nosotros también podríamos ingresar en la lista, ya que tenemos mucho talento, pero no tenemos presupuesto y estamos en números rojos en el ranking de la ATP con apenas 19 Jugadores.

Por otro lado, si únicamente se pretende ir de turistas a diferentes lugares del mundo y tomarse la foto del recuerdo en los edificios y puntos populares de referencia, las vacaciones son un tema que cubre los objetivos de recreación familiar (viajan con toda la familia, sin entrenador o cuerpo técnico) mas no los objetivos para el desarrollo de tenistas de clase mundial que puedan entrar por mérito propio al mejor torneo de Latinoamérica

Para aprovechar realmente la globalización del tenis, debemos reforzar los circuitos locales y aprovechar los contactos internacionales para desarrollar una base sólida que fomente y descubra el verdadero talento. Los beneficios de los circuitos son para quienes hacen su tarea en casa y llevan una dirección concreta, trazando mapas y dando pasos con rumbo a la competencia mundial.

Ya es hora de cambiar nuestra mentalidad, esa de pensar que vamos a participar o que iremos a 3000 kilómetros fuera de casa a corretear un punto que no hace ninguna diferencia en los rankings mundiales. El viajar para rellenar draws únicamente mina profundamente la economía de los padres de familia, pero ese es tema aparte.

No queda más que seguir trabajando duro y no esperar a que alguien nos ayude, y retomar el camino que nos lleve a resultados positivos.