Por Carlos Medrano de la Torre.
Para Respuesta Deportiva.
Falso de toda falsedad, ningún ser humano se puede jactar de no ponerse nervioso en un momento dado de un partido, sobre todo en los momentos previos al mismo, solo siendo de otro planeta se puede dar el lujo un jugador de cualquier deporte, artista, cantante, locutor o desarrollador de cualquier «Performance» de no ponerse nervioso, la estrella italiana de futbol Roberto Baggio falló el último penal en la final de Italia contra Brasil en el mundial USA mandando su tiro a las tribunas dándole el triunfo a Brasil en 1994, en una ocasión, fui a visitar a mi amigo el cantante «Emmanuel» a su vestidor en un recital para una convención en Acapulco donde cantaría ante un reducido público en el «Centro de Convenciones» él estaba en un manojo de nervios vocalizando antes de su actuación, Pete Sampras, vomitó en dos ocasiones en un US Open debido a los nervios jugando contra el chaparrito peruano Jaime Izaga, en otra ocasión jugué un partido de exhibición en 1988 contra Leo Lavalle para la ingnauración del estadio «Racquet club de Los Mochis» en Sinaloa, yo ya estaba retirado y fuimos Leo y yo a dar una clínica y como clausura jugaría un partido contra Leo Lavalle, estábamos en los vestidores cambiandonos y pasé a su lado y toqué su hombro, él visiblemente molesto movió su hombro con brusquedad en señal de desaprobación y pensé, caray somos grandes amigos ¿Qué le pasó? pero inmediatamente reaccioné y pensé, es Leo Lavalle el jugador de mayor «Garra» que ha existido en la historia de del tenis mexicano y salí del vestidor a «Elongar» mientras lo esperaba para dirigirnos al estadio.
La expresión en el «Argot» deportivo de «echar el miedo fuera» es ir al baño o a vomitar como lo hacían mis compañeros del equipo de Futbol Americano de «McNeese State University» previo a un partido, yo también como pateador del equipo también efectuaba esa rutina para quitarme el nerviosismo, especialmente cuando una noche previa recibía a veces amenazas telefónicas de jugadores del equipo contrario que me advertían que no saldría vivo al día siguiente y que mejor me regresara a México, así que el que diga que no existen los nervios está mintiendo.
