Para los que se dedican a las apuestas siempre es importante analizar el cómo llega un jugador a un torneo, porque si sus antecedentes son buenos, más allá de lo que puede pesar un ranking, se pueden dar resultados sorprendentes y por ello no se nos hizo extraordinaria la actuación de la colombiana Mariana Duque en los Juegos Panamericanos porque tuvo todo a favor para ganar el oro.
Para ello realizamos un análisis de las cuatro primeras de la siembra, nos referimos a la estadounidense Lauren Davis (84-WTA), seguida por la puertorriqueña Mónica Puig (88), la colombiana Mariana Duque Merino (89) y la estadounidense Sachia Vickery (112).
Considerando la jerarquía de estas jugadoras era lógico suponer que la campeona saldría de este cuarteto y así fue.
Para comprender del cómo se dieron los resultados consideramos los últimos diez torneos de cada jugadora, lo cual nos permitió entender su reacción tenística y mental en la cancha, pues en este negocio el que llega con mayor confianza tiene gran ventaja.
Lauren Davis solo alcanzó los cuartos de final en los torneos de Nottingham y Charleston, sin un título que la respalde.
Mónica Puig (2) llego a cuartos de final en el WTA de Bogotá, pero en los siguientes compromisos no paso de la segunda ronda, lo cual se traduce a una jugadora con baja confianza y efectividad. Vale decir que en el 2014 tuvo su mejor momento, pero en este momento está lejos de su nivel..
Mariana Duque (3) tuvo mayor productividad que las jugadoras mencionadas porque hizo semifinales en una justa de 50 mil y 226 mil US en su natal Colombia. Califico en Madrid y cayó en la segunda vuelta e hizo semifinales en el WTA de Marsella.
Para Sachia Vickery (4), su mejor score se dio en Nottingham al ser cuarto finalista, sin dejar de mencionar que calificó en Wimbledon sobre pasto acreditando un triunfo de main draw. Sus antecedentes no fueron importantes.
Después del primer análisis se pudo comprobar que la que llegó en mejor momento fue Duque Merino, pero lo que llama la atención fue la mala planeación que siguió para Juegos Panamericanos porque sus últimos dos torneos fueron en pasto y el reto final se dio en cancha dura. No cabe duda que la colombiana tuvo capacidad de adaptación.