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LA FEDERACIÓN MEXICANA DE TENIS ANTE EL RETO DE LA TRANSPARENCIA Y LA VISIÓN ESTRATÉGICA

GOLPE DE REVÉS

Por Alejandro Álvarez Zenith

Desde su fundación, la Federación Mexicana de Tenis (FMT) ha transitado distintos ciclos, marcados por el paso de dirigentes que, con visiones propias de su tiempo, intentaron responder a los retos de una disciplina exigente y en constante evolución. Dentro de ese marco, vale la pena recordar figuras que dejaron huella en momentos clave para el desarrollo del tenis nacional.

Uno de esos personajes fue Luis Lavalle Legazpi, quien entendió que la Copa Davis podía y debía ser mucho más que una serie deportiva: la visualizó como un espectáculo capaz de convocar a las masas. En 1986, se atrevió a organizar en el Palacio de los Deportes un histórico duelo entre México y Estados Unidos, apostando por escenarios más amplios que permitieran una mayor conexión entre el equipo nacional y la afición. Aquella visión se consolidó en encuentros como el de México vs. Alemania, que registró un lleno memorable en el Club Alemán. A partir de ese momento, la Copa Davis en México cobró otra dimensión.

En el segundo semestre de 1988 llegó Jesús Topete a la presidencia de la FMT, y su gestión dejó una huella particularmente visible. Entre 1989 y los años siguientes, encabezó la organización de 16 series de Copa Davis y fue clave en el nacimiento de un evento que marcaría una época de oro: el Abierto Mexicano de Tenis, que se gestó en el Club Alemán en 1993 y fue el punto de partida de un nuevo nivel para el tenis profesional en nuestro país.

Tras aquella etapa de consolidación surgieron diversos liderazgos, algunos más duraderos que otros. Entre ellos destaca Adolfo Martínez Barragán, vicepresidente de la zona sur, testigo y partícipe de varias transiciones. Su trayectoria le permitió observar de cerca los mandatos de Jesús Topete, Alex Hernández, Pancho Maciel, Gastón Villegas, José Antonio Flores, así como el inicio del actual ciclo de Carlos González, que comenzó en diciembre de 2020.

En días recientes ha resurgido un tema de profundo interés para la comunidad tenística nacional: el Centro Nacional de Tenis (CNT) y otros activos federativos cuya situación requiere claridad. Se trata, sin duda, de uno de los episodios más sensibles en la historia administrativa del tenis mexicano. Diversas voces del entorno federado han solicitado explicaciones sobre el destino de dichos activos, mientras otras han optado por la reserva o la cautela.

La expectativa que se genera en torno a este asunto no es menor. Existen dirigentes con muchos años en la estructura federativa que han preferido mantenerse al margen, mientras que otros, con sentido de responsabilidad institucional, han expresado su voluntad de esclarecer los hechos en favor del bien común.

Este contexto pone de manifiesto la necesidad de que el Consejo Directivo de la FMT actúe con visión, apertura y estrategia. No se trata sólo de responder a cuestionamientos, sino de prevenir futuras crisis mediante una planificación inteligente y oportuna, tanto en el ámbito administrativo como en el deportivo. La Federación tiene hoy la oportunidad de proyectar una imagen de renovación y transparencia, alejada de la opacidad y más cercana a los valores que deben regir el deporte.

La historia del tenis mexicano ha demostrado que los grandes logros han nacido de decisiones valientes y bien pensadas. Hoy, más que nunca, se requiere de ese mismo espíritu.

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