La historia de Víctor Romero es por demás interesante. Su entrenador en turno le indico que lo mejor para él ante la falta de patrocinios era que concluyera una carrera universitaria.
Romero, se aplicó y encontró cabida en la Universidad de Tulane. En esos años conoció a Katrina Hemmell, una atleta de origen neozelandés.
De esa unión ya existen dos pequeños y grande fue la sorpresa que nos dieron al formalizar su matrimonio después de varios años.
Eso se traduce a una familia comprometida y al ver ese escenario el entrenador de Romero debe estar más que satisfecho por el consejo que se le dio, aunque nunca se sabe lo que pudo haber pasado en el circuito profesional porque Romero explotaba la pelota con el servicio y la derecha.