FERNANDO DALLA FONTANA
Hay mucha gente que desconoce la importancia del frontón. Todos aquellos que hemos llegado a un cierto nivel en el tenis reconocemos que el frontón ha sido un factor casi determinante y de suma ayuda para nuestros progresos.
Sin ir más lejos, jugadores de la talla de Ivan Lendl, Martina Navratilova, Guillermo Vilas, Manolo Santana, Don Budge y otros, han hecho muchísimo frontón desde chicos, y lo continuaron haciendo de grandes en ciertos momentos en que se encontraron fuera de “timing” (ritmo y distancia).
El frontón es utilísimo en los primeros años de aprendizaje, ya sea de un niño o de un adulto, por varios factores:
- El principiante tiene muy poco control de la pelota; jugando en el frontón tendrá más posibilidades de golpear la pelota más de una vez, que en una cancha de tenis.
- Es ideal para ejercitar lo aprendido después de una clase de tenis.
- Se tiene menos tiempo para preparar el golpe, lo que obliga a utilizar un gesto más económico en su preparación (cosa importante en el tenis actual, donde la pelota viene a gran velocidad).
- Es de suma ayuda para aprender a graduar la velocidad de los golpes y poder encontrar la correcta distancia.
- Mejora los reflejos, fundamentalmente en la volea.
- Bien realizado fortalece las piernas y es muy bueno para el trabajo cardiovascular.
- Es de gran utilidad en un principiante para ejercitar los cambios de empuñadura.
- Cuando se considera que se pegó mal un determinado golpe durante un partido que se jugó, es el lugar ideal para practicarlo cientos de veces.
Recuerdo de pequeño haber visto a Raquel Giscafré –la mejor jugadora que nos diera Santa Fe a nivel nacional e internacional- pasar horas y horas con su raqueta en el frontón.
Jamás ningún profesor en la historia del tenis le ha dedicado tanto tiempo a tantos campeones como lo ha hecho el frontón. Pasan los años y años y el frontón ha sido “un amigo” muy leal y un gran maestro. Dios quiera que nunca desaparezca de ningún club; ni él, ni el tenis se lo merecen.