Se dice el pecado, más no exhibiremos a los pecadores para no generar nota de morbo… Cochina…!
En el Campestre de Querétaro un apasionado entrenador le reclamó al referee una marcación. El padre reaccionó y se hicieron de palabras.
Al calor del juego el entrenador se calentó y al estilo del Blue Demon agarró del cuello al padre y los chismosos agrandaron el acto diciendo que fue una estrangulación.
Lo cierto fue que ambos fueron el tema de moda en las mesas de tenistas.