El presidente de la asociación yucateca de tenis Mauricio Millet maneja una política muy interesante, pero desconcertante.
Queda claro que a la hora de una votación Yucatán por intereses que existen no le dio el voto a Carlos González, quien para llegar a la silla tuvo el respaldo de Jalisco, Estado de México, Guanajuato, Puebla y otros aunque entre ellos no se toleren por una palabra: ego.
Pero lo que llama la atención es que Millet sin comprometerse respalda iniciativas federadas como un curso que acaba de terminar.
Lo bueno de Millet dentro de lo que cabe es que te deja clara su línea desde un inicio, mientras que otros dicen que están contigo, se van con los contrarios y al final festejan con los ganadores mostrando una piel muy gruesa. Los polacos ya saben de quien estamos hablando.