El tenis es un deporte centenario en México que cuenta con muchos seguidores deseosos de ver triunfar a las tenistas nacionales tanto en los torneos que se organizan en México y que son de gran relevancia como en el circuito profesional.
Para que se den los resultados en cancha y en los torneos, se requieren cualidades en ambas partes y cuando se mezclan se logra atraer la atención de la comunidad tenística y de esos aficionados que siguen al tenis a través de medios convencionales o tecnológicos.
A principios de la década de los años dos mil, la familia Zarazúa migra de la Ciudad de México al bello estado de Jalisco y para sostener el gusto por el tenis se adhieren como usuarios al Club Atlas Colomos y la pequeña Renata sigue su formación tenística con la profesora Norma Arroyo y posteriormente con varios entrenadores.
En ese entonces Gustavo Santoscoy, quien ya se había probado como promotor tenístico radicaba en Colombia operando uno de los mejores hoteles del mundo. Ya en Jalisco saca adelante un future, luego organiza la serie de Copa Davis México Paraguay en 2017 y un par de años después aparece en el calendario una justa de impacto universal que se dio a conocer como el WTA de Zapopan.
Y en ese río que corre entre piedras se da la mezcla de una jugadora en el caso de Renata y de un torneo teniendo al frente a Santoscoy. El amante del tenis fue testigo en el estadio principal de una victoria histórica de la mexicana Zarazúa sobre la italiana Sara Errani, quien fue top 10 mundial y finalista del Roland Garros.
El esfuerzo realizado ha tenido como aliada a una mano mágica amiga porque súbitamente a través del juego que provocan las circunstancias el torneo ya figura de 125 K y es posible que ascienda a 250, lo cual garantizará para el espectador un espectáculo de mayor calidad y para la mexicana la posibilidad de seguir acreditando logros trascendentes.
