El manejo de un jugador mexicano en altura es muy diferente al que se requiere a nivel del mar.
Para desarrollar un tenis ofensivo en altura se requiere de un servicio potente y colocado, buen manejo de los tiros de aproximación a la red y buena volea de derecha y revés, así como un smash letal.
Ese tipo de juego ha dejado de ser el distintivo del tenista mexicano porque se maneja más desde el fondo de la cancha.
Bajo este contexto el tenista mexicano que se desarrolla en altura y que se maneja desde el fondo de la cancha y cuya estatura es inferior al 1.85 tendría que aprender a pegarle fuerte a la pelota, en lugar de chocar la esférica aprovechando la velocidad del rival y haciendo alarde de buen toque.
Normalmente es muy común que en altura la pelota se le encime a un jugador por falta de anticipación que se traduce a lectura de pelota o por reacción tardía por diversas circunstancias que en duelos largos se fundamentan en falta de trabajo de piernas (físico)
El tenista que ha sido el más dominante en la Ciudad de México en los últimos 26 años fue el austriaco Thomas Muster porque acredito 20 victorias consecutivas en el Abierto Mexicano y los que lo enfrentaron pueden dar fe de que le pegaba fuerte a la pelota, siendo su secreto la aceleración mezclada con el efecto.
De tal forma que el tenista mexicano que se forma en altura tiene dos opciones:
1.- Aprender a jugar ofensivo con una extensa variedad de golpes
2.- Aprender a pegarle fuerte a la pelota con aceleración, control y efecto.
