Mientras que en México gente que no pertenece al ambiente tenístico le hace el feo al grado A que fue cancelado de la catedral del tenis mexicano que es el Centro Deportivo Chapultepec, a nivel internacional un futbolista esposo de una cantante colombiana pretende elevar el rating de la Copa Davis.
Ese futbolista es Gerard Piqué, quien a través de empresas inyecto fuerte capital en común acuerdo con la ITF para que la Copa Davis cierre al estilo de una Copa de Naciones con 18 equipos en España, lo cual causo malestar en el rey del tenis Roger Federer, quien organiza un evento que involucra a los mejores de Europa contra el resto del mundo. Ya se detecta choque de intereses.
Es difícil de creer que un futbolista tenga tanto protagonismo en el tenis, en una época de oro porque hay estrellas como el propio Federer y otros como Rafael Nadal y Novak Djokovic, quienes hacen rentables los torneos al grado de que cobran millones de pesos tan solo de garantía para ser parte de justas como el Abierto Mexicano.
En México el tenis no está en su mejor momento por la falta de una estrella y porque los clubes en su mayoría son operados por administradores que no tienen historia en el ámbito tenístico. Estos operadores son cuadrados y toman decisiones a la ligera sin contemplar el daño que le pueden hacer al deporte.
Hoy la mayoría de los clubes son polideportivos y ante la negligencia de administradores y la poca combatividad de los tenistas que manejan las escuelas y todo lo relacionado a nuestro deporte cada vez vamos más en picada.
Y lo más sorprendente es que la empresa de Nadal ya anunció su intención de darle vida a academias en las ciudades más importantes de nuestro país. Por lo pronto Rolf Schlettwein ya le construye las primeras canchas en Cancún.
Esta breve exposición muestra la locura que se ve en un deporte que fue fundado por los ingleses y que ahora se practica en todo el planeta.