Hace casi cuarenta años se retiró el mexicano más sobresaliente en el circuito profesional, nos referimos a Raúl Ramírez. Este jugador acaparó espacios importantes en los diarios durante los años setenta y parte de los años ochenta.
Fue cuatro del mundo en singles y uno del mundo en dobles. El impacto que causo motivo la construcción de clubes, tan es así que apareció en la publicidad de la cadena de los clubes Britania.
Ganador del mundial de dobles en el auditorio nacional en 1975 prácticamente se desarrollo en California y le pediremos a Juan José Figueroa que nos diga el como se le integró al tenis mexicano.
A mucho menos escala hoy en día Ernesto Escobedo desde su infancia representó a Estados Unidos y al cambiarse de nacionalidad le es suficiente ser el 367 del ranking para ser el uno de México. Hay que decir que Ernesto jugando por Estados Unidos llegó al casillero 67 golpeando la derecha con furia y con triunfos importantes.
Y para colmo que que estaba de uno de México que es Alex Hernández declina jugar Copa Davis por su país desperdiciando una gran oportunidad.
El tema del tenis mexicano se debe centrar en el cómo involucrar a más entrenadores para que se metan de lleno al desarrollo de tenistas profesionales, porque también hay que puntualizar que el jugador mexicano está enfocado en la mayoría de los casos a la NCAA y los pocos que sobreviven tienen personas interesadas en que tengan éxito, pero en la mayoría de los casos pasan sin pena ni gloria.
México es un edén de la competencia, pero es importante meter a más entrenadores para que estos detecten a más tenistas comprometidos. Aquí es cancha no es grilla.