La estadounidense Serena Williams estuvo cerca de alcanzar a la alemana Steffi Graf con 22 cetros de Grand Slam y así estar a la par de la jugadora más grande de la historia, pero contra todos los pronósticos cayó ante la italiana de 32 años Roberta Vinci, quien es más respetada en la modalidad de dobles por sus cualidades en la red.
La mesa estuvo puesta para Serena porque estaba en casa, es decir, tuvo el apoyo de los aficionados que se congregaron en el estadio Arthur Ashe y no obstante de haberle ganado el primer set a Roberta por 6-2, recibió un adverso 4-6, 4-6 que la dejó fuera de los records de los libros de oro por el momento.
Serena se llevó el cetro del Open de Australia venciendo a la rusa María Sharapova por 6-3, 7-6 (5).
En Roland Garros se batió para doblegar a la checa Lucie Safarova al son de 6-3, 6-7 (2), 6-2.
En la catedral del tenis, se lució para doblegar a la española de origen venezolano Garbiñe Muguruza por 6-4, 6-4 y así fue reconocida como la monarca de Wimbledon ante una realeza muy conservadora.
Bajo este contexto para Serena la derrota tuvo mucho fondo porque perdió la oportunidad de ganar los cuatro grandes en el mismo año y así unirse a la elite del tenis mundial que solo guarda cabida para grandes como Rod Laver y Steffi Graf. Y todo por haber perdido ante una rival que jamás ha sido top 10 y que según Serena: «Jugó el mejor tenis de su carrera».