Por Alejandro Álvarez Zenith-RESPUESTA DEPORTIVA
El tenista mexicano Santiago González y el estadounidense zurdo de color Donald Young cayeron con la cara al sol en la gran final del Abierto de Francia, en manos del norteamericano Ryan Harrison y el neozelandés Michael Venus por 7-6 (5), 6-7 (4) y 6-3, teniendo de foro el estadio Philippe Chatrier.
Santiago creo muchas expectativas al ser el único mexicano en poder sumarse a Raúl Ramírez como ganador de un cetro de dobles de Roland Garros, pues lo hizo en 1975 y 1977. Adicional llegó a un par de finales en 1976 y 1980, lo cual lo acredita como el mejor doblista latinoamericano de todos los tiempos en esa justa.
Para llegar a la gran final González y Young vencieron a las duplas formadas por Nestor (CAN) y Martin (FRA) por 7-6 (4), 6-7 (4) y 6-3; Elrich (ISR) y Sa (BRA) por 6-3, 7-5; Kyrgios y Thompsom (AUS) por 6-4, 6-4; Murray (GB) y Soares (BRA) por 3-6, 7-6 (3), 7-6 (4); Verdasco Zimonjic por 6-7 (3), 7-5, 6-3.
Los mexicanos presentes en el Roland Garros le mostraron su apoyo a Santiago y dentro de ese nutrido grupo resaltó Rolf Schlettwein, Agustín Moreno y muchos más. Todos conscientes de la importancia histórica de su actuación en el segundo grand slam de la temporada.
A las once de la mañana tiempo de la Ciudad de México, Santiago y Donald abandonaron el vestidor y se dirigieron al estadio cumpliendo el protocolo que demanda una final al estilo galo.
Santiago fue el primero en ingresar y elevo la mirada para visualizar unas tribunas enormes que enmarcaría el partido más importante de su vida.
Se dio el peloteo. Los protagonistas se tomaron la gráfica del recuerdo con el referee de silla. En forma breve se ejecutó un volado y como resultado Harrison fue el encargado de iniciar con la furia de su servicio que rebaso los 200 kilómetros por hora.
En el quinto game Santiago estuvo con el saque 0-40, pero con experiencia y ayuda de Young salió del apuro.
Tres oportunidades de quiebres consecutivas tuvo la pareja mexico-americana, pero fallaron con malas devoluciones y carencia de picardía, en consecuencia Michael Venus pudo sostenerse.
Donald comenzó a cometer dobles faltas, pero tuvo el temple de llevar las acciones al tie break.
Harrison pierde el primer tanto, en vertiginoso intercambio que culminó con una volea excelsa de González.
Todo pintaba de maravilla, pero Harrison y Venus sueltan dos espectaculares devoluciones y tomaron la delantera 2-1. Young recupera el mini break y todo se niveló hasta el 5 iguales. Al siguiente tanto le tiran al cuerpo a Young y Venus no titubeo para concretar el juego de desempate 7-5, ahora si con buen saque.
El segundo set fue una copia del primero. Los cuatro aguantaron para sostener el servicio y se llegó a la muerte súbita.
Pareciera que la batalla era de winners, puro trancazo. Aun así se recuperó un mini-quiebre cargándole el juego a Venus, el segundo se dio aprovechando un error de Harrison y para definir el una vez más sobre Venus, luego de una devolución. En ese momento Venus mostró nerviosismo y se le debió poner toda la presión.
La gloria para cuatro jugadores marginados de cetros de grand slam se jugaría en un simple set. El foco rojo se prendió cuando González cede el servicio en el quinto juego. Vino una reacción bravía de Santiago y Donald y en su tercera oportunidad le rompen a Venus.
El “México, México, México” sonó con fuerza en apoyo a González.
Ese era el momento para aprovechar la debilidad de Venus porque se le notaba el nerviosismo, sobre todo cuando simple y sencillamente lo exhibían haciéndolo volear. En cambio la dupla mexicoamericana no se dio cuenta y siguió buscando el winner.
Entonces ante tal panorama solo tenía que sostenerse Young al servicio, pero inesperadamente le agarró la mano el chango y con un par de dobles faltas le fue imposible igualar la batalla. Entonces Harrison tuvo el 5-3 y el servicio y con ventaja a favor resolvió con sangre fría.
Cabe decir que la batalla tuvo una duración de 134 minutos. Y al hacer uso de la palabra SANTIAGO GONZÁLEZ simplemente dijo: ¡VIVA MÉXICO!
