GABRIEL JARAMILLO: CON LÁGRIMAS UN CAMPEÓN NOS DEJA UNA MARCA A TODOS NOSOTROS

Con un estadio repleto, con aficionados felices de empezar a volver a la normalidad tras una pandemia que obligó a jugar a puerta cerrada muchos torneos importantes, la final de tenis del Abierto de Estados Unidos parecía un partido para la historia pero resultó ser un encuentro para recordar. Numerosas personalidades del entretenimiento mundial estuvieron presentes apoyando a Novak Djokovic para verlo conquistar tal hazaña y compartir ese momento de gloria con él. En juego estaba el récord de veinte grand-slams que hoy comparte con Federer y Nadal. Al mismo tiempo, ganar los cuatro grand-slams en el mismo año, un logro realizado por Rod Laver hace cincuenta años.

Pero por delante tenía a Daniil Medvedev, un joven ruso, número dos del ranking mundial y que también venía buscando hacer su propia historia, ganar su primer título ATP y ser uno de los primeros jóvenes en derrotar a uno de los tres ases que han dominado el tenis durante décadas en la final de un Grand Slam. Muchos de los conocedores así como las apuestas favorecieron a Djokovic, un jugador con mucha experiencia, pasando por uno de los mejores momentos de su carrera deportiva y con su mayor ilusión de convertirse en el mejor de todos los tiempos.

Djokovic se caracteriza por un juego donde domina a los rivales, castigando sus piernas, dejándolos sin aire, como dice Andy Roddick, «primero les quita las piernas y luego les roba el alma». Djokovic es un jugador que se mueve impresionantemente bien en cualquier superficie, fue el primer jugador en deslizarse en una cancha dura, y cada vez ha perfeccionado más su juego. Su estilo es agresivo de fondo, juega con mucha disciplina, con el servicio y la primera bola después del servicio empieza a controlar el punto. La devolución es quizás la mejor del mundo, falla muy pocas veces, devuelve al fondo, profundo, haciendo que el oponente retroceda y luego tome el control del punto. Es muy consistente desde el fondo de la cancha y tiene una tolerancia al bola que obliga al oponente a realizar jugadas de alto riesgo. Al mismo tiempo es ejemplar quitándole tiempo al oponente, haciendo contacto temprano y realizando cambios de dirección primero, controlando siempre el centro del campo. Tiene slice, toque y volea con gran confianza. En definitiva, es un jugador muy completo.

Medvedev es quizás el jugador con el coeficiente intelectual más alto para el tenis. Es muy consistente, disciplinado con sus tiros y comete muy pocos errores no forzados. Por ejemplo, en el primer set de la final solo cometió un error no forzado. A pesar de ser tan alto se mueve muy bien en todas direcciones. El revés es muy seguro y hace lo que quiere con esa pelota, puede pegarle profundo, en ángulo, slice, es decir, se puede medir con Djokovic jugando cruzado sosteniendo tantas bolas como sea necesario. El derecho técnicamente es desordenado y luce horrible, aquí vale decir que nadie debe intentar imitar sus golpes. Pero esa derecha a pesar de ser tan fea es muy efectiva. El saque es una de sus mejores armas, tiene un movimiento rápido, lanza la pelota baja y es muy difícil de leer. En el primer set ganó el cien por cien de sus primeros servicios y dominó con el abierto al Duce y la T en el lado de ventaja. Su estrategia era clara, se quedó muy atrás dispuesto a correr a todo y pasar mil bolas. Cuando tuvo la oportunidad contraatacó con mucha determinación. A pesar de estar tan lejos de la línea de fondo, Djokovic no pudo lastimarlo con la dejada.

Djokovic desde el principio se notaba sin energía, todos esperábamos que en cualquier momento arrancara los motores, en varias ocasiones lo intentó, pero no pudo, todos los partidos anteriores, donde tuvo que jugar cuatro sets después de haber perdido el primero, al final le hicieron daño. Nunca antes lo había visto cometer tantos errores de devolución, y rara vez lo había visto ser vencido con su propio juego. Tuvo muchas ocasiones de voltear el marcador, pero no las pudo aprovechar, ¿o quién se olvida del cero cuarenta en el segundo set? Por lo general, cuando Djokovic tiene esas oportunidades, las aprovecha, pero no fue su día. El triunfo de Medvedev fue muy merecido, en un torneo en el que no perdió ni un solo set, donde sus nervios se vieron relucir cuando cometió dos dobles faltas seguidas en match point, sin embargo supo controlarse, con todo el estadio en contra en esos momentos, no perdió la concentración y cerro como lo hacen los campeones.

Todos sentimos las lágrimas de Djokovic, ese campeón derrotado y su sentido de gratitud hacia la gente de Nueva York que tanto lo apoyó, fue un gesto genuino. Todo lo que aspiran estos deportistas es ser reconocidos y apreciados por su esfuerzo. A pesar de que será muy difícil que las circunstancias reaparezcan a la altura de la hazaña de Rod Laver, confiamos en qué Djokovic hará historia al ganar otro Grand Slam y así convertirse indiscutiblemente en el mejor jugador de todos los tiempos.

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