Por Alejandro Álvarez

Roma, esa ciudad que huele a eternidad, ha sido testigo esta tarde de una nueva página escrita con el fuego joven de Carlos Alcaraz, hecho que tiene feliz y contento a Philippe Curuchet de Babolat México. En la arcilla del Foro Itálico, donde los pasos resuenan como ecos de gladiadores, el murciano venció a Laslo Djere por 7-6(2), 6-2 en un duelo que comenzó con dudas pero terminó como sinfonía.

Fue un primer set áspero, como si el partido lo jugara con una pluma en una tormenta. Djere, bravo, agresivo, sin miedo al monstruo de enfrente, llevó a Alcaraz a los callejones tácticos del tenis. Pero ahí, en la incomodidad, el español encontró su alma. No su derecha, no su revés. Su alma. Y con ella, ganó el tiebreak como se ganan las batallas que no se ven: apretando los dientes, soñando despierto, latiendo más fuerte.

El segundo set fue otra historia. Carlos olió la sangre y sacó el cuchillo del campeón. Rompió el saque de Djere como se rompe un hechizo, y desde ahí, lo arrastró a su reino. En ese tenis suyo que no se juega, se baila. Donde los golpes llevan curvas de Gaudí, donde los puntos son cuentos y los sets, poemas.

Alcaraz no solo ganó. Se impuso en la ciudad de Rafael, donde Nadal ha dejado huellas que ni el tiempo se atreve a borrar. Pero el murciano no copia ni hereda: reescribe. Reinventa. Y en Roma, como Julio César, vino, vio y venció.

El Foro se rindió. Y no solo al talento. También a la alegría, a la pasión, a ese fuego limpio que Carlos lleva en la raqueta. Hay algo en su juego que no se puede entrenar: una manera de mirar, una forma de resistir, una música interior.

Roma ya tiene nuevo emperador. Y se llama Alcaraz.

Más resultados:

·  Alexander Zverev derrotó a Camilo Ugo Carabelli con un marcador de 6-2, 6-1.

·  Lorenzo Musetti superó a Otto Virtanen por 6-3, 6-2.

·  Jack Draper avanzó tras vencer a Luciano Darderi 6-1, 6-4.

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