Por Alejandro Álvarez Zenith
La Navidad se presta para reflexionar acerca de la valía del ser humano y cuando un cuando un amigo se va, surgen muchos recuerdos de todos los momentos que disfrutaste en su compañía.
El pasado 16 de noviembre falleció en la Ciudad de México, Thomas Heather, un héroe de la segunda guerra mundial y un tenista de hueso colorado formado en las canchas del legendario Club Reforma.
Tommy hijo de padre inglés y madre yucateca, en plena adolescencia no tuvo la menor duda de enrolarse al ejercito inglés para combatir a los nazis.
Su señor padre no estuvo de acuerdo, entonces, con espíritu aventurero Tommy se las ingenio para llegar a la ciudad canadiense de Vancouver donde fue entrenado para el combate, posteriormente se traslado a Inglaterra convirtiéndose en piloto, cuyo uniforme respetó hasta el último día de su existencia.
Concluida la guerra no dudo en hacer una travesía en un barco bautizado como «Orinoco» para retornar a México. Adaptado a la vida pacifica decidió trabajar como piloto la ruta Mérida-Distrito Federal.
Inquieto y no conforme utilizó las ganancias que recibió del Reino Unido para costearse una carrera profesional en la Universidad de Georgetown en Washington donde conoció al amor de su vida Magdalena Rodríguez Desentis, quien además de estudiar estuvo laborando con la embajada de México en ese lugar.
En México, Tommy buscó a Magdalena y formaron una bonita familia que tuvo mucha presencia en el tenis nacional a través de Tommy Jr, quien fue uno de los mejores de su época, poseedor de un servicio que fue catalogado como el más potente de México.
Pero hay que decir que don Thomas también fue buen tenista y muy apasionado porque estuvo presente en los momentos más importantes del tenis mexicano, sobre todo cuando México venció a Estados Unidos en 1962. Thomas estaba dentro de la cancha festejando en el Deportivo Chapultepec y no dudo en felicitar a Rafael Osuna, quien fue paseado en hombros por su proeza.
En lo personal le guardo mucha gratitud a don Thomas, nacido en 1924, porque fue él quien me dio la oportunidad de viajar a Estados Unidos en 1981 para integrarme al equipo de Clarence Mabry en el rancho de John Newcombe en Texas.
Buen amigo te recordamos y deseamos que tu familia haya encontrado la resignación.