ALEJANDRO BURILLO SE VISTE DE HEROE UNA VEZ MÁS
En el mundo del tenis hay pocas formas de generar noticias de fuerte impacto. La más común es a través de resultados y otro es el informe de un evento que genere interés a los medios y en el caso del tenis es el Abierto Mexicano la vía más poderosa.
Por ello Raúl Zurutuza aparece en los medios constantemente como la voz al ser director, pero lo cierto es que el héroe es Alejandro Burillo, quien nuevamente no se raja y da la cara para que el torneo siga apareciendo en el circuito mundial solo con la novedad de que no será mixto, es decir, las mujeres de momento desaparecieron del mapa.
Las perdidas serian enormes en caso de que no cambie el semáforo de color porque se vendrían abajo venta de boletos, no habría venta de una extensa gama de productos incluidos los alimentos. El hotel sede no generaría los mismos ingresos. En fin, la cadena de posibles pérdidas podría ser enorme y eso lo sabe el genio financiero de Mextenis.
Por esto y muchas cosas más es más que justo que Alejandro Burillo sea homenajeado porque jamás vimos un caso tan agudo que ha puesto a la comunidad tenística en una posición terrible porque además se cayeron gigantescos ingresos en clubes deportivos porque mucha gente ya no paga cuota de mantenimiento y una serie de servicios.
Si de algo sirve el hecho de que el griego Stéfanos Tsitsipás, quien se dio a conocer en México a través del Abierto Juvenil Mexicano venció a Rafael Nadal en Australia y restó importancia a la posibilidad de que no venga a México esta vez.
De tal forma que cerramos poniéndonos de pie ante Burillo y le decimos a Raúl que debe sentirse por demás honrado de laborar con una persona que lo hizo famoso al tener el honor de anunciar en la mayoría de los casos las bondades de un gran torneo y en este caso lo terrible de esta época.
Me llamo Alejandro Álvarez Zenith y soy el que escribió estos párrafos como siempre dando la cara y haciéndolo de frente porque sería cobarde acusar a un inocente o atacar a un ser humano por debajo de la mesa, en otras palabras, escondiendo la mano.